martes, 5 de octubre de 2010

Viaje al principio...


…y entonces llega un día en el que pasa. Te das cuenta de quien eres realmente, de como eres, de tu esencia. De que un día , algo lejano ya, dejaste que la rutina y lo correcto te atrapasen y te anulasen.

Recibo un email proponiéndome un trabajo que para mi, desde un principio, se trata de algo más: un reto. Y, sin pensármelo dos veces, accedo.

Poco a poco, según llega la fecha, me voy dando cuenta de lo que conllevaba eso, mis miedos se van apoderando de mi y busco alternativas por si en el último momento soy incapaz de subir a la furgoneta. Pero, sin saber porque, hay algo que tira de mi y en el fondo tengo claro que lo haré: es mi destino.

La noche anterior espero al último momento para preparar la maleta, quizás de esa forma tarde más en ser consciente de que en unas horas me marcho a un lugar muy distante de mi refugio y con personas que apenas conozco y apenas me conocen.

A las 7.30, media hora antes de la prevista estoy en medio de Madrid, viendo un amanecer que poco va a tener que ver con el de los próximos días…lleno de humos, ruidos e inseguridades. Tengo 30 minutos aún para dar media vuelta y volver a rendirme. Pero esta vez no es lo que la vida me tiene preparado.

Comienzan a llegar las tres personas con las que voy a vivir en los próximos cuatro días una de las experiencias más importantes de mi vida. Y, sin , saber porque, desde que los veo mi cuerpo se va relajando. Cargamos la furgoneta y, entre risas y nervios, salimos de Madrid. Termina algo. Comienza algo.

Cuatro días en los que no hay una mañana que no vea el amanecer junto al mar y ninguna tarde en que no vea la puesta de sol junto a ellos. Cuatro días en los que no pasa un minuto en que no sea yo, cuatro días sin engañar, sin mentirme a mi misma, sin tratar de aparentar algo que no soy. Y eso me hace sentirme fuerte, capaz de cualquier cosa…y entonces es cuando llega el momento en que de verdad me convierto yo en una heroína capaz de hacer cosas que quedaron atrás, sencillas pero imposibles e impensables ante mis ojos: cuánto me estaba perdiendo.

Me emociono al pasar entre montañas partidas, al ver estrellas en el cielo, al subirme en el capó de una furgoneta, al ver una playa desierta, al dormir con una nueva amiga, al descansar con la puerta y las ventanas abiertas, al trabajar con un antiguo profesor, al conocer a una chica tan patosa como yo, al recibir el silencio de un hombre que no calla, las miradas de una chica que confía en mi, al conducir a 50 por una autopista, al sentir vértigo y que me guste la sensación, al volver a recibir palabras escritas a mano, al sudar, al marearme, al sentir agotamiento, al gritar a pleno pulmón por la calle una canción, al escuchar una guitarra acompañada de una voz que tiene ángel, al sentirme mariposa del desierto, al parar un coche en mitad de un viaje para darme un baño en el mar, al tropezarme, al robar un beso o dos sin explicación…es lo que pasa cuando la mayoría del tiempo has vivido con MIEDO a sentirte viva, a notar las sensaciones en tu cuerpo. Me siento una niña, me emociono con todo aquello que pensé que jamás volvería a sentir. Apenas me reconozco si me miro desde fuera. Y me gusta.

Y parte de todo esto, de estos cuatro días, os lo debo a vosotros, mis nuevos Héroes, que me habéis querido tal y como soy, con mis defectos y mis virtudes, con mis carencias, con el pelo liso o rizado, con tacones o descalza, sudada o pintada, con mis comentarios absurdos y mis elocuencias…simplemente por como soy. Y me habéis cuidado como muchas personas que tengo a mi alrededor son incapaces de hacer. Sois especiales, mágicos, únicos, y hacéis sentirse así a los que os rodean.

Me daba MIEDO escribir esto, me daba MIEDO sentir que lo he conseguido y que luego no sea cierto…pero he decidido que el miedo no ha desaparecido de mi vida porque es parte de mí, me hace ser quien soy, pero no le dejaré apoderarse de todo, así que a partir de éste momento lo escribo en minúsculas y publico esto porque uno de los pasos es tener claro que se ha terminado, y comprometerme en público me dará más fuerzas aún. Porque para vivir como hasta ahora prefiero no vivir…

Gracias por todo Marta, Igor, Mila, María y Rubén. Gracias por este viaje a la antigua Mariona. Parece triste que a mis 28 años haya vivido cosas tan simples que me hayan hecho tan feliz, pero no os equivoquéis, de triste nada, es increíble y nada me hace más feliz que ,a mis 28 años haya decidido empezar a vivir de verdad!

Gracias. No volveré a negarme a mi misma. Soy como soy.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
©Suzanne Woolcott sw3740 Tema diseñado por: compartidisimo