jueves, 30 de junio de 2011

EL PACTO...


Qué fácil es llegar al trato…
Muchas son las artimañas que utiliza el diablo para conseguir aquello que anhela… Y muy débiles son los humanos a la hora de desear algo. Viviendo en un mundo tan frío, donde la ley del consumismo que los guía se divierte “consumiendo” en realidad sus almas, sus sueños, sus vidas… Así es como Devet, al que algunos llaman demonio mientras muchos otros le creen un Genio que cumple sus peticiones, consiguió llenar su Castillo de las cosas más preciadas y únicas: Botes llenos de lágrimas de aquellos que pagaron con ellas sin saber que, sin lágrimas, sus ojos se cuartearían y no les dejarían ver la belleza del mundo; cajas con notas y cartas  de amores robados que ya no volverán a ser recordados;  Ejemplares de raros insectos disecados y…extinguidos! Extinguidos tan solo por el ansia de poder de algún rey que no dudó en pagarle con “vida” más de lo que era capaz de abarcar; Un arpa que, acariciada por el viento, hace sonar las risas de familias enteras que consiguieron vivir más años a cambio de vivirlos sumidos en la tristeza; un cajón lleno de besos y caricias que jamás encontrarán un destino suave y limpio…y, en el balcón de la habitación principal, aquel donde sus ventanas siempre están abiertas tratando de apaciguar el calor que siempre hace en el infierno…ella: Ema.  
Ema nació de un amor tan puro y tan grande que le dio el privilegio de ser la única persona con la voz más bonita del mundo. Pelo negro azabache y tez de un blanco rosado. Desde su nacimiento, Devet,se encaprichó con ella. Quería tenerla en su colección hasta que fuera lo suficientemente adulta como para convertirse en su compañera para toda la eternidad. Quería tenerla para que velase sus noches con sus preciosos cantos. En el infierno siempre había reinado la oscuridad, pero nunca por preferencia de Devet. Incluso el diablo necesita algo de luz en su vida. Al caer la noche, Ema salía a su balcón para cantar a la luna. Su madre la enseñó que esa era una buena forma de dar gracias por su don: velar las noches de todos aquellos que lo necesitaban.  Con su canto los bebes dejaban de llorar, los niños dormían sin miedo a la oscuridad, el silencio reinaba… y siempre, miles de luciérnagas se reunían junto a ella para iluminar sus noches. Ema tenía miedo a la oscuridad. Devet jamás había sido capaz de conciliar el sueño, jamás había descansado…era el ser con más remordimientos del mundo! Y cada uno de ellos pesaba sobre su conciencia. Ansiaba a la pequeña Ema más que cualquier cosa en el mundo.
Pero si alguna debilidad tiene el diablo es que no puede coger cuanto desee sin dar nada a cambio. Necesita que pidan de su ayuda para llevar a cabo… EL PACTO.
Lo intentaba. Cada día. Mil y un trucos para provocar los deseos de los padres de Ema. Mil y una artimañas para conseguir serles necesario. Les tentaba con dinero, con tierras, con poder…Pero lo tenía difícil. Si algo caracterizaba a los padres de la pequeña, era el amor que llenaba sus corazones…nada más necesitaban si se tenían el uno al otro. Pero cuantas veces tu mayor virtud puede ser al mismo tiempo tu mayor debilidad… Aunque poco sabía el diablo sobre el amor, algo tenía claro: el amor movía el mundo.  Tras 7 años tratando de embaucar a los padres de Ema, encontró la manera de llegar hasta ellos…hasta ella. Lo material no les movía…tan solo el amor.
Un día, mientras el padre de Ema trabajaba en el campo, el diablo apareció vestido con sus mejores galas. Llamó a la puerta. Una mujer morena con una sonrisa que él apenas podía soportar, más por envidia que por otra cosa, abrió la puerta y le invitó a entrar. Una vez dentro sacó su arma: “Su marido ha tenido un accidente”. La sonrisa desapareció. “pero…está bien?”. Él negó con la cabeza y se marchó. Ella se derrumbó en el suelo, apretando fuerte su pecho con las manos para que no se le saliera el corazón y se fuera tras él. Un papel cayó de las manos de aquel hombre, monstruo, antes de que se marchase. Ema salió corriendo al oír a su madre y recogió aquel papel. Lo leyó en alto:

“Trato:
Como rey de la oscuridad poseo el don de devolver la vida. Pero todo tiene un precio. El precio por devolver el aliento a tu esposo es el de entregarme a Ema, y su voz. Ambos vivirán eternamente, aunque separados.
Fdo:
________          Devet”

El amor es así…la madre de Ema, pese al terrible dolor que le causaba la decisión, aceptó el trato sin parar si quiera a pensarlo. La pequeña Ema abrazó a su madre y la dijo que la perdonaba, que la entendía. Su madre prometió encontrarla.
En cuanto firmó con una “x” la página, ya que ella apenas sabía escribir, apareció como de la nada Devet, agarró a Ema sin dejarla si quiera despedirse de su madre y se la llevó. A la noche, el padre de la pequeña llegó a casa y se enteró de lo sucedido. Tal fue el dolor y la rabia que le provocó que, tras una discusión con su mujer al no entender su decisión, se marchó de casa…para siempre…
Desde aquel día Ema pasó sus días y sus noches, apenas diferenciadas por la escasez de luz, encerrada en una jaula junto al balcón del Palacio de Devet. Desde allí, podía ver el mundo entero a sus pies, pero nada más. Todo era tan oscuro que decidió descansar durante el día para despertar por la noche, ya que ésta , al menos, estaba iluminada por la luna.  Los primeros años, la pequeña no hacía más que llorar, con lo que se quedaba afónica rápidamente y, en consecuencia, por la noche su voz no conseguía dormir al diablo. De tanto llorar sus ojos fueron perdiendo color, se fueron borrando, hasta pasar de un marrón casi negro a un morado casi transparente. Uno de los días, mientras su captor paseaba por el mundo buscando nuevas presas ya que algo se le había antojado, un pequeño gato negro se acerco a su jaula. “No llores más pequeña” dijo. Ema se asustó y se arrinconó tapándose los ojos. “Yo también lloraba al principio, pero si te acostumbras no se está del todo mal”. Ema levantó la vista y pudo ver que el pequeño y delgado gato negro, tenía los ojos del mismo color que ella! A partir de ese momento, cada día esperaban a que el Señor del Palacio saliera para conversar y así tratar de disfrutar el día juntos: Ema y Nauel.  Nauel era un fantástico contador de historias! De hecho, el motivo de pertenecer al catálogo de adquisiciones de Devet era ese. Devet siempre trataba de conseguir cualquier cosa o persona que fuese capaz de apaciguar su sueño tan repleto de remordimientos y soledad: el mejor contador de historias, las plantas más codiciadas, el mejor violinista…y ahora también, la mejor voz! Así pasaron las horas, los días y los años… Ema perdió el miedo a la oscuridad siempre y cuando tuviera a su amigo cerca. Cuando notaba al miedo apoderarse de su cuerpo, recordaba alguna de las historias de Nauel y en cuestión de minutos su cuerpo quedaba en paz. Aprendió a vivir con lo que tenía: su jaula y Nauel. Y ella llegó a creer que era feliz… a su manera. Pero de vez en cuando echaba un vistazo al mundo y un escalofrío le recorría su menudo cuerpo hasta llenar sus ojos casi transparentes de lágrimas… Porque aunque ella tratase  de adaptarse a aquella vida, no dejaba de estar encerrada en una jaula! Por lo que ella pudo adivinar, Nauel era unos años mayor que ella, y gracias a sus historias o…por culpa de sus historias, Ema conocía el mundo y apaciguaba su curiosidad y sus ganas de ser libre. No se daba cuenta de que, poco a poco, se estaba rindiendo ante la rutina, ante lo conocido, ante lo seguro…de verás jamás se le había pasado por la cabeza tratar de volver al mundo? Que vida tan triste entonces!…segura, pero triste. Fácil, pero triste. Y Ema…Ema no se daba cuenta… o no prefería no darse cuenta. Y el tiempo pasó, y Ema creció convirtiéndose en una muchacha preciosa. Cosa que no pasó desapercibida para Nauel, como tampoco lo hizo para  Devet. Entre Ema y Nauel surgió un vínculo tan sólo comparable con el de dos hermanos a los ojos de ella…tan sólo comparable con el de dos almas gemelas a los ojos de Nauel. Si, la amaba, la amaba por encima de todas las cosas. No eran de la misma naturaleza, pero  la amaba…porque desde cuando el amor se ha convertido en algo preestablecido? Desde cuando los humanos se olvidaron de dejar al amor libre? Cuando lo enjaularon como a la joven Ema? El amor no se puede controlar ni con magia.

Durante el día, Devet comenzó a aplazar sus salidas para sacar a la jovencita de la jaula y que se fuera acostumbrando a Palacio, con lo que sus encuentros con Nauel se fueron haciendo cada vez más distantes. Pero el tiempo te hace a todo, es capaz de curar casi cualquiera de las heridas. Ema aprendió hacía tiempo a olvidar lo que no podía tener para así llegar a ser feliz con lo que le quedaba, y olvidó a Nauel del mismo modo que aquel mundo al que algún día perteneció.
Poco a poco, la apenas inexistente bondad que residía en la piedra que Devet tenía por corazón fue aflorando. El amor es capaz de las cosas más inverosímiles: como conseguir una sonrisa del mismísimo diablo.  El tiempo pasó y…si, Ema terminó por enamorarse del propio diablo. Qué malo es acostumbrarse a lo fácil… Hasta qué punto se trataba de un amor real si no tenía la posibilidad de compararlo con nada más? Aprendió a convivir con el calor abrasador del infierno, con un Palacio que realmente era una jaula, con un ser lleno de remordimientos y maldad, con la oscuridad...con el miedo como amigo. Y Ema fue feliz! Fue feliz de verdad durante algún tiempo…apenas conocía algo con lo que compararlo. Puede que, en algún momento, hubiera llegado al punto de olvidarlo todo, incluso a su gran amigo Nauel.
Llegado el día en que Ema cumplía la mayoría de edad, Devet quiso hacerla un regalo muy especial. “Hoy podrás acompañarme al mundo de los humanos, ya estás preparada, ya eres como yo.” Ema le abrazó. Ella era su compañera, le amaba, y por fin él confiaba en que estarían juntos por toda la eternidad.  Por fin Ema tenía alguien con quien compartir…algo!
Pero las cosas no siempre salen como deseas, sino como están predestinadas a pasar. Ema y Devet bajaron al mundo de los humanos. Se acercaron a una casita donde vivía una humilde familia con dos niños pequeños y por primera vez Ema vio la verdadera cara del diablo que pasaba desapercibida en la oscuridad que reinaba en el infierno. Vio como jugaba con las personas, como hacía tratos con padres desesperados por sanar a sus hijos que carecían de dinero, padres que no tenían nada que llevar a sus familias a la boca, mujeres que perdían a su verdadero amor y destrozadas eran capaces de cualquier cosa… mujeres como su madre, con hijas…como ella… Tal fue la ira que le entró que la sangre subió hasta volver a colorear sus ojos, pero…le amaba! Estaba enamorada del diablo! Así que la joven trató de disimular su dolor hasta que anocheció y regresaron a palacio con un saco lleno de pagarés. Como cada noche, tras recolocar sus nuevas adquisiciones, Devet se acostó y Ema alzó su voz a la luna para ayudar a su amante a conciliar el sueño. Al rato se recostó a su lado. La noche pasaba y Ema no era capaz de dormir, tenía calor, mucho calor…Ardía. Pensó que era la cercanía del Señor de los infiernos, que debía rodearse de calor para no sucumbir al frío de su corazón, así que se levantó y salió al balcón…ese balcón donde tanto tiempo pasó mirando el mundo del que había sido arrancada tras unos barrotes. Ese mundo al que había renunciado hacía tiempo ya, en un principio por miedo, después por costumbre y, por desgracia, ahora por amor. Una lágrima resbaló por su mejilla. Sus ojos se inundaron y ella los frotó para conseguir ver una sombra que la miraba desde el abajo…era un joven delgado, vestido con un traje viejo de color negro. “Quién eres?” preguntó. “En serio no me reconoces? Tanto tiempo ha pasado?” el joven dio un paso, con las manos en los bolsillos, para dejarse ver a la luz de la luna. Ema le miró y vio esos ojos de color tan peculiar que nadie más tenía. “Eres tú?”preguntó con la voz entrecortada. “de veras eres tú?”. Nauel sonrió como solo él sabía hacer. “él ya no me necesitaba, te tenía a ti. Rompió el hechizo”. Todos los sentimientos que dejó escapar cuando su fiel amigo desapareció volvieron de golpe, atropellándose unos con otros hasta doler. Qué engañada había vivido! De veras puede ser amor algo que jamás ha sido libre? De veras ella se había enamorado del diablo? Necesitaba comprobarlo. Necesitaba decidir por ella misma. Pasó la noche hablando con su amigo, que le traía noticias de sus padres, de cómo era el mundo allá afuera, de cómo era ser libre, hasta que consiguió dormirse. A la mañana siguiente, Ema se acercó a Devet y le dijo: “Hay algo que deseo y quiero llevar a cabo un pacto contigo”. Le entregó un papel donde ponía:
Trato:
Te entrego mi voz a cambio de mi libertad
Fdo.-
Ema.      ________”
Devet entró en cólera, agarró a Ema del brazo y la encerró en su jaula de nuevo. Ella lloró y yo, noche tras noche y día tras día. Hasta perder su voz, hasta perder el color de sus ojos, hasta quedarse sin lágrimas.
Puede que sí, que el diablo sea humano en el fondo, que sea capaz de amar. Igual simplemente es alguien que ha decidido no volver a sufrir. A lo mejor no es más que una persona, como tú, como yo, que ha nacido con un corazón demasiado delicado al que adjetivan de “helado” por lo frío cuando realmente es por lo…frágil! Igual él fue libre para elegir en algún momento y…se equivocó, decidió no sentir nada por MIEDO. Acaso alguien tiene derecho a juzgar eso? No se puede tener como valor la libertad si luego no se la respeta…
Una de sus noches en vela se levantó de la cama y se acercó a la jaula de la pequeña Ema. Ella dormía, con el ceño fruncido y su fino y casi inexistente camisón. Entró en la jaula y la acarició la cara, ella relajó el ceño. Se acostó junto a ella…la echaba tanto de menos! Ella abrió los ojos y las lágrimas cayeron de sus ojos. Se acerco a él y le besó en los labios. Hicieron el amor como tantas veces y él volvió a su cama, pero esta vez no cerró la jaula. Había una nota junto a Ema
“Trato:
Te entrego mi voz a cambio de mi libertad
Fdo.-
Ema.       Devet.”
Al despertar Ema no estaba, tan solo una carta en la que le daba las gracias por darle la libertad y le explicaba que necesitaba decidir por ella misma.
Desde la partida de Ema y a pesar de haber dejado su maravillosa voz como prenda, Devet no consiguió volver a dormir, y un día, decidió volver al mundo a buscar a su amada. Nada más poner uno de los pies en el suelo fuera del castillo sin buscar algo a cambio, el corazón de Devet comenzó a derretirse por todos los sentimientos que se acumulaban en su cuerpo. Volvió a recordar el motivo por el que vendió su alma al diablo…
Ema, sin embargo, no echaba en falta su preciada voz, ya que su compañero del alma, Nauel, hablaba por ella en la búsqueda incesante de su padre. Necesitaba contarle todo lo que realmente ocurrió cuando el diablo apareció en su casa, para que volviera con su madre y vivieran siendo la gran familia que apenas recordaba. Hacía mucho frío! Ella llevaba años alimentándose por el calor del fuego… Pasó mucho tiempo siguiendo los pasos de su padre por todo el mundo hasta que, finalmente, en una pequeña posada, bastante cerca de aquel palacio en el que se crió, alguien reconoció a aquel hombre que pasó su vida tratando de recuperar a su hija perdida. Por desgracia su padre ya no estaba en ese mundo, pero dejó algo para ella, una carta. Ema la abrió y leyó:

Trato:
Te libero de tus sentimientos, de todo sufrimiento, a cambio de que intercambiemos nuestras vidas. Tú serás el diablo y yo volveré a ser humano.
Fdo.-
Devet.      Samael.”
Samael era el nombre de su padre! Su padre fue el mismísimo diablo, que en uno de sus paseos por el mundo de los mortales se enamoró de su madre y buscó a un pobre desdichado que cayera en su trampa. Un pobre hombre que prefiriera no sentir nada a volver a sufrir. Un hombre que desde que ella marchó pasaba las noches en vela a pesar de estar acompañado de la melodía más hermosa que existía…No era su voz, era ella la que calmaba su alma! Y Ema oía sus lamentos cada noche, desde cualquier rincón del mundo. Y un pedacito de su corazón se hacía añicos cada vez que se daba la vuelta para continuar su camino. Según pasaban los días Nauel se daba cuenta de que la joven Ema iba perdiendo su calor junto con su corazón. Era presa de su libertad! “Ema, vuelve con él” la dijo una de las noches mientras la abrazaba fuerte para hacerla entrar en calor. Ella no dijo nada, no porque no tuviera voz, sino porque sabía que realmente eso era lo que su corazón le pedía. A la mañana siguiente Nauel la abrigó con todo lo que llevaba, la dio un papel y un lápiz y la dijo “vamos a volver al Castillo, aquí no puedes vivir”.  Con estas palabras al propio Nauel se le rompió el alma reconociendo que Ema jamás le amaría como a él. Caminaron y caminaron, pero su delicado cuerpo no era capaz de aguantar el frío. Antes de desvanecerse en el suelo trató de invocar al diablo, pero…no tenía voz! Y allí quedó, tumbada y casi helada a los pies del infierno. Nauel trató de hacerla entrar en calor de cualquiera de las maneras. “Ema, solo unos pasos más…allí entrarás en calor”. Ema no contestaba. Nauel cogió su mano y trató de ayudarla a escribir en aquel viejo papel que hacía de herencia de su padre. Tenía las manos heladas! “Amor, tan sólo tienes que invocarle…” No hubo respuesta.
Lo que ocurrió a partir de ese momento nadie lo sabe, pero Ema…Ema vive en aquella humilde choza de la que un día fue arrancada. Encontró el calor suficiente para sobrevivir en el mundo al lado de un “hombre” que reservó todo su amor durante casi una vida.
Nauel…Nauel observa desde aquel balcón de esa jaula de fuego donde durante algún tiempo llegó a convertirse en narrador de las más bellas historias. Desde ahí busca algún pobre desgraciado que sea capaz de cualquier cosa por…amor. Que sea capaz incluso de:  pactar con el mismísimo diablo.
                                                           Trato:
Te libero de tus sentimientos, de todo sufrimiento, a cambio de que intercambiemos nuestras vidas. Tú serás el diablo y yo volveré a ser humano.
Fdo.-
Nauel.     Devet.”
Desde el principio de los tiempos, muchos son los nombres que se le han dado: Lucifer, Satanás, Belial, Damian, Jaldaboth, Dios del siglo, Padre de la Mentira, Antigua serpiente, Gran Dragón, Bestia, Satán, Divell, Samael, Devet…Nauel…: EL DIABLO. Al oir cualquiera de estos nombres un escalofrío recorre nuestro cuerpo, imágenes oscuras atacan nuestra mente. Muchas veces incluso lo utilizamos para definir a alguien frío y cruel…y si el diablo y toda la oscuridad que le rodea tan sólo fuera una simple persona que nació con el corazón demasiado débil como para soportar un amor demasiado fuerte y necesita esconderse del mundo a pesar de ansiarlo cada minuto?

2 comentarios:

Sherezada dijo...

wow!!!
tu blog es encantador, magico y la historia es magnifica!!!
me quedo para seguir tus letras que me han atrapado =D
saludos!!

Mariona dijo...

Muchísimas gracias! no imaginas lo felíz que me hacen tus palabras...ya sabes, cuando quieras salir un poquito de la rutina cotillea un poquillo por aquí...

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